Reseña de la historia de la Asociación de Educadores Porteños
El 29 de julio de 1994 un grupo de dirigentes y militantes, con una larga trayectoria en el ámbito del gremialismo docente decidimos crear un nuevo gremio cuyo nombre era Asociación de Educadores Porteños y comenzar a presentar una nueva opción en la Ciudad de Buenos Aires.
Casi un año después se logra el reconocimiento como entidad de primer grado a través de la Resolución 386 por la cual es otorgada la Inscripción Gremial Nº 1830. Nuestro objetivo primordial es desde ese momento trabajar en defensa de la Educación Pública y Gratuita, y la defensa de los derechos de los trabajadores docentes.
Se inició una fuerte tarea en el área de la Educación Técnica y la Formación Profesional, ante los cambios que se estaban produciendo en la educación, relacionados con la transferencia de los servicios educativos a las jurisdicciones, se veía afectada la continuidad de dichas modalidades educativas y por ende la estabilidad laboral de los docentes.
Por este motivo comenzamos a trabajar en dos dimensiones diferentes: la defensa de dichas modalidades educativas, como forma de asegurar la formación técnica y profesional para el mundo del trabajo, y en una titularización masiva de los docentes interinos para asegurar su continuidad laboral al momento de llevarse a cabo dicha transferencia de la órbita nacional a la jurisdiccional.
Esta propuesta nos llevó a ampliar nuestro ámbito de trabajo a otras áreas de la educación que se encontraban en la misma situación que la educación técnica y la formación profesional. El trabajo llevado a cabo nos permitió una rápida inserción y reconocimiento en el ámbito de la Ciudad de Buenos Aires, lo que derivó en la participación en distintas comisiones de trabajo en el entonces Consejo Deliberante, hoy Legislatura Porteña y en la Secretaría de Educación, hoy devenida Ministerio de Educación.
Paralelamente comenzamos a trabajar en la creación del Centro de Formación Profesional.
Con el objetivo puesto en la capacitación docente y la inserción en la comunidad barrial. Este trabajo se fundamentaba en que en nuestra región, el período que transcurre desde los inicios de la década del ochenta hasta los primeros años del nuevo siglo ha sido testigo de grandes transformaciones en la tecnología, la economía, el empleo y, por ende, en el mundo del trabajo.
Por el lado de la formación hubo un incremento muy importante de la cobertura de la educación formal; intentos, algunos más felices y otros inconclusos, de reformas educativas, las que entre diversos objetivos buscaban preparar mejor a los jóvenes para el trabajo; y finalmente, procesos de maduración, crisis y supervivencia de los sistemas regionales de formación profesional.
La década de los ochenta ha sido testigo de la desilusión por la incapacidad de concretar las expectativas de pronto desarrollo, la iniciación de los procesos de ajuste estructural, y el ocaso de la industria de sustitución de importaciones.
Los noventa muestran los efectos de la globalización, la privatización de servicios públicos, el cese en la expansión del empleo público, el auge de nuevas formas de explotación, y el aumento de la precarización del empleo. Las empresas que lideran el proceso de transformación incorporaron nuevas tecnologías, y modificaron la organización del trabajo, al implementar complejos sistemas de subcontratación.
A lo largo de todo el período se observa un estancamiento o disminución de la población económicamente activa en el sector manufacturero, un incremento de los servicios, y la continuidad en un numeroso sector informal.
El resultado fue la creación del Centro de Formación Profesional Nº 29 conveniado con el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.
Las actividades realizadas nos permitieron una creciente inserción en la jurisdicción y comenzamos a participar, una vez realizada la transferencia, en las elecciones de miembros de Junta de Clasificación Docente en el área de Técnica.
Asimismo comenzamos a tener representación en la Comisión de Títulos y en la Comisión de Estatuto de la ciudad de Buenos Aires.
Conforme al crecimiento y evolución de nuestra entidad, nos planteamos la necesidad de modificar nuestro estatuto para ampliar la zona de incumbencia, lo cual nos llevó a la modificación de nuestra denominación por la de Asociación de Educadores Argentinos. A través de la Resolución Nº 82 del Ministerio de Trabajo, del año 2000, se amplía el ámbito jurisdiccional a todo el territorio del país.
Durante los años siguientes se fue consolidando una relación con diferentes organizaciones gremiales docentes de distintas jurisdicciones, lo que nos llevó a plantearnos la necesidad de integrarnos a una organización sindical de tercer grado.
A partir de esto se comenzó a dialogar con los referentes de la Confederación de Educadores Argentinos, con la cual compartíamos sus principios basados en la defensa de la escuela pública y lograr la conformación de una paritaria nacional docente. Así también concordamos con el ideario referente a la pluralidad y el respeto de la diversidad ideológica de todas las organizaciones integrantes de la Confederación.
En junio del 2011, aprobándose a través del congreso ordinario de delegados la incorporación a dicha organización. Desde ese momento empezamos a participar activamente de la vida interna de la Confederación, formando parte de la Junta Electoral y de la Comisión Directiva.
Además de participar en los distintos Congresos Políticos Educativos, los que se han realizado en varias provincias de nuestro país, como así también se han compartido instancias de militancia gremial, asistiendo a diversos actos y marchas en defensa de la educación pública y la paritaria nacional docente. Asimismo apoyamos el ingreso de la Confederación de Educadores Argentinos a la Confederación General del Trabajo.
Hoy la realidad nos vuelve a plantear las mismas situaciones por las cuales nos conformamos como gremio docente, otra vez está en peligro la educación pública, los derechos de los docentes y su estabilidad laboral.